La monumental Plaza de toros de Manizales, o la que podríamos llamar “el templo de la tauromaquia americana”, se inauguró con el motivo del centenario de la ciudad. Planeada para doce mil espectadores abriendo sus puertas a la afición y vistiendo sus mejores galas, una tarde de domingo, 23 de diciembre de 1951 ante la corrida de toros inaugural con tres figuras de la época: Antonio Bienvenida, Manolo González y Alfredo Jiménez, los toros fueron de Mondoñedo, la primera ganadería fundada en Colombia, y el triunfador Alfredo Jiménez, diestro de Andaluz.

La primera feria tuvo lugar un domingo 23 de enero de 1955 con la primera corrida, ante los toros de Clara Sierra, los toreros José María Matorell y César Girón, completando el cartel el rejoneador Ángel Peralta, con un promedio de entrada de espectadores que superó los 13.000 aficionados por tarde y superando las expectativas, dio lugar a la organización de una segunda feria el año siguiente.

Oscar Hoyos Botero trajo directamente de Sevilla España, la idea de fundar la Feria de Manizales donde se incluyera la fiesta brava, quiso darle desde su inicio un sabor muy español, donde prácticamente se trasplantara la feria de Sevilla, con las carretas del rocío, el desfile de la virgen de la Macarena, trajes de manolas y también con el folclor de Andaluz, especialmente su música. Por eso los manizaleños aprendieron a tomar manzanilla, pochol, vino y brandy español, acompañados de conjuntos, orquestas, guitarristas, poetas y famosos, que brindaban un ambiente hispano que con el paso de los años se fue perdiendo, sin embargo las carretas del rocío, el paso doble manizaleño y la virgen de la Macarena, aún convocan al fervor popular de la feria, acompañada de una tradición que sigue arraigada a una cultura manizaleña que ha presenciado a grandes figuras mundiales del toreo, y que transmite de generación en generación una tradición taurina que permanece intacta.