Se dice que la devoción de los toreros al Virgen de La Macarena inició cuando ‘Los Gallos’, Rafael y Joselito Gómez Ortega, toreros españoles, paraban y entraban a la Iglesia de San Gil en Sevilla cuando iban de camino a la Plaza de Toros de esta misma ciudad, lugar donde descansa la escultura original, cuya autoría se le ha atribuido a Pedro Roldán y a su hija La Roldana, aunque no sabe con certeza quién fue el artista que la esculpió.


La visita de ‘Los Gallos’ se fue volviendo una costumbre cada vez más arraigada y conocida, en especial por el fervor de Joselito Gómez Ortega quien la adornaba con coronas y bordados de oro y esmeraldas cada vez que le oraba. Así, cuando él murió por una cornada, la Virgen fue vestida de negro para representar el luto y sus honras fúnebres se celebraron en la Iglesia de San Gil, dando así por consolidado este simbolismo y este fervor hacia esta Virgen como protectora de los toreros.


En Manizales, el homenaje se hace cada año como parte de la programación de la feria y de la temporada taurina. Este desfile se lleva a cabo la noche del Festival Taurino. Se inicia en el Teatro Fundadores y se termina en la Plaza de Toros. Allí, cada uno lleva una vela encendida y en completo silencio la Virgen da una vuelta al ruedo otorgando a esta noche una atmósfera de devoción y respeto única. Pero, ¿de dónde surgió hacer este homenaje en Manizales y la Monumental?


José Manuel Hoyos, uno de los fundadores de la Plaza de Toros, movido por el fervor de la afición taurina hacia la Virgen de la Macarena, quiso que en Manizales la fiesta brava también tuviera la presencia de su patrona, así que, junto a otros aficionados taurinos, se reunieron para recoger fondos y tener la réplica de la hermosa virgen de San